"Carta a mi Padre"

Esta es la carta que un niño ha entregado para su padre, aqui podemos ver la opinion que puede tener un niño de su escuela.

Querido papá:

Hace tiempo que quería compartir contigo algunas de mis apreciaciones respecto a ese lugar al cual estoy obligado a ir. Es que resulta muy difícil desear estar donde se me trata como multitud y soy casi siempre reprobado por acciones.

Y así, por más de 6 horas diarias durante ya varios años desde cuando justamente empezaba a tomar conciencia del placer de aprender jugando contigo.

¿Sabes? Quienes manejan el lugar parecen estar obsesionados por el orden y el control. Todas las actividades que allí realizo nunca son de mi iniciativa, y cuando espontáneamente lo hago, soy reprimido de palabra o enviado a la biblioteca como castigo.

Aún mas, todas las actividades se realizan por un reloj que así lo indica, con la ayuda de una campana. Esta campana controla de tal manera las actividades que estas comúnmente se inician antes de que mi interés haya despertado y terminan antes de que se haya ido. Y, por su puesto, antes de que haya logrado asimilar lo tratado.

Muchas veces siento fuertes deseos de interrumpir las actividades para conversar de tantas cosas que me impactan terriblemente: Las ventajas del Fórmula 1 o la ola de asesinatos en la India.

Pero el adulto que dirige las actividades esta constantemente señalando que no es posible apartarse del plan y que debe pasar el programa.

Por lo demás, todo debe estar en orden. De otra forma, al parecer, su jefe desconfía de él; y lo mismo otros jefes de este jefe; y quizás el que dirige de mi y mis compañeros.

Lo más incomprensible para mí, papá, es la preocupación continua que la persona que dirige tiene por la disciplina. Claramente, esto significa ausencia de ruido y de movimiento. A la fecha nadie me ha dado razones para desplegar tal comportamiento la mayor parte del tiempo. ¿Cómo puedo ignorar a mis compañeros si nos separan, a lo más, unos 50 cm? ¡Y somos más de 40 en una pieza! ¡Y con tantas inquietudes comunes y cosas que compartir!

Pero, aunque cueste mucho, he aprendido a estar solo en una multitud. A decir verdad, admito que puedo salir de la pieza si un adulto lo ordena. Incluso puedo salir para hacer uso del baño, aunque no siempre el permiso es otorgado. Por lo demás, debo explicar al tipo que controla el tránsito, si me encuentra fuera de la pieza, las razones de mi movimiento.

El adulto todo lo determina, a que debo atender y que material usar. Incluso señala que debe gustarme.

Una situación que no deja de sorprenderme es la relación ante los llamados “Trabajos de investigación”. El máximo reconocimiento lo recibo cuando tu me ayudas con la redacción, u mi tía Carmen escribe el trabajo a máquina. La mayoría de las veces, el contenido permanece bastante oscuro para mí.

Lo que sí me gustaría es jugar más a menudo en la sala de frascos y equipos extraños. Pero la mayoría de las pocas ocasiones que allí me llevan, es el adulto quien juega y yo solo debo mirar y anotar. Anotaciones que ya están escritas en unos libros que tu me compraste.

Unos amigos grandes me han contado que en algunos años más podré ir a otro lugar donde todo será diferente. Pero que debo aceptar plenamente la situación actual para llegar allí. Pero ya tengo muchas dudas si querré ir a tal lugar.

Espero que estas líneas no te produzcan inquietud.

Te abraza, tu hijo”.

Moises Triviño

Recopilado de diario El Sur de Concepción

"Docta Ignorantia"